jueves, 7 de junio de 2007

Rabanne vuelve a clase

Vistió a Jane Fonda en 'Barbarella' y a Audrey Hepburn en 'Dos en la carretera'. Paco Rabanne fue pionero en inundar las pasarelas de texturas metálicas y plásticas. Los 70 fueron suyos. Se curtió en Givenchy, Dior y Balenciaga, hasta que en 1966 creó su propia casa de modas en París. Paco Rabanne se llama en realidad Francisco Rabaneda y nació hace 74 años en Pasaia. Ayer regresó a San Sebastián sin aguja ni dedal: lleva retirado desde 1999. Fue a la Escuela de Arquitectura de la UPV a contemplar los proyectos del futuro Museo de la Moda de Pasaia, elaborados por los alumnos como ejercicio de curso.


El modisto, que se licenció en Arquitectura antes de vestir a bellas y ricas, no vino a hacerse la foto. «Repartió mucha caña a los estudiantes», según los profesores. La historia de su presencia es curiosa. Un alumno de sexto curso envió un correo electrónico hace unos meses a su oficina parisina solicitando información. Debía elaborar el proyecto de rehabilitación de un edificio situado en la plaza de Pasaia, a cien metros de la casa donde nació el modisto. La hipotética sede del futuro Museo de la Moda. Rabanne no sólo contestó al correo, sino que se ofreció a venir a verlo. La UPV quiso ir a buscarle al aeropuerto de Biarritz, pero el genio se limitó a preguntar la dirección del campus. Vendría por su cuenta.

«Quiero que Pasajes, donde nací, tan cerca de San Sebastián, se convierta en un barrio futurista y moderno cuando la capital donostiarra siga creciendo», vaticinó Rabanne. «Yo no he sugerido nada, porque soy modisto. Mi deseo es que un arquitecto vasco dé forma al proyecto de este rincón de Pasajes, una espléndida bahía que necesita regenerarse. Crear un edificio singular con un museo Rabanne, que es un modisto muy conocido, sería una forma de recuperar esta población y atraer a un turismo de calidad».


Hablar de sí mismo en tercera persona no es la única peculiaridad del discurso de Rabanne. Su adiós a las pasarelas estuvo ensombrecido por una vena esotérica que le lleva a confesar que ha vivido en el Egipto de los Faraones. En 1999 interpretó a Nostradamus y predijo en un libro que la estación espacial Mir destruiría París el 11 de agosto de aquel año. Si no se cumplía la profecía, dejaba de escribir libros.

Rabanne, claro, sigue viviendo en París. «Trabajo mucho a pesar de estar jubilado». Su legado sigue vivo. «Ahora no existe la creación. Los modistos tontos siguen copiando la moda de los años 60 y 70».

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